Sin embargo, al hacerse aparente su potencial para el abuso y la adicción, el uso médico de los estimulantes comenzó a disminuir. Ahora, los estimulantes solamente son prescritos para el tratamiento de unas pocas condiciones médicas como la narcolepsia, la hiperactividad con déficit de atención y para casos de depresión que no han respondido a otros tratamientos. Se pueden usar los estimulantes como supresores del apetito para un tratamiento a corto plazo para la obesidad y también para pacientes asmáticos.

Jorge Avaria P
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